Para dar mi testimonio sobre el taller que hicimos con Teresa, sobre relaciones sanas, busco aquella información que ha hecho que algo se moviera dentro de mí.
Un testimonio no pensado, sentido: tod@s podemos tener una mezcla de heriditas de la infancia. Hay muchos matices, nada es blanco o negro. No somos víctimas sino semillas que crecimos en un entorno determinado, que en aquél momento no podía ser de otra forma. Emociones muy antiguas pudieron expresarse, salir hacia afuera.
Podemos sentir amor por cómo fue. Muchas veces somos el espejo de los otros con nuestras propias heridas. Mirarnos con el otro, desde el alma, es, quizás, exponernos con todo lo que hay en nuestra historia, sin juicio sino con amor,
Y muchos otros aprendizajes, gracias a la presencia y sensibilidad de Teresa que, rápidamente, sintoniza/conecta con la información sutil de los otros.
Un espacio donde nada de lo que sucedió fue casual sino un espejo.
Gracias, Teresa.