Haber tomado el taller de sensibilidad marcó un antes y un después en mi vida, pues ahora puedo dar nombre a lo que vivo y siento, aquello que durante años experimenté y no sabía cómo manejar, ni mucho menos qué hacer con ello. Además de saber que no estoy sola y que muchas personas también tienen esos dones.
Ahora puedo, desde la práctica, tener un manejo de mis percepciones y darle uso consciente para el bien de los demás.
Para mí fue muy grato saber que en mi actividad diaria ya canalizaba, sin yo ser consciente de ello. Al recordar palabras de personas que me decían que al hacer oración, expresaba lo que ellos necesitaban escuchar para ayudarse a seguir o crecer. O en momentos donde mi “intuición” “sexto sentido” me hacían llamar a alguien que se encontraba mal; momentos donde las palabras eran mágicas.
Confirmarlo me da la fuerza de saberme con un don, don que lo hago vida y que me da vida.
Hoy por hoy me sale del corazón un agradecimiento por recibir los dones que me ayudan a acompañar a tantas personas, buscar que se descubran felices desde la mejor versión de ellos mismos.
Agradecimiento a Teresa Borotau por estar y acompañar mi proceso y el proceso de tantas personas.