Profesora de Educación Secundaria
Conozco a Tere casi desde siempre. La recuerdo de adolescente en el instituto. Su belleza exótica cautivaba a todos. Más tarde compartimos familia durante muchos años. Y, finalmente, compartimos inquietudes personales, pedagógicas, espirituales… Y en esta última etapa es donde he descubierto a la verdadera Tere, a la que se escondía no sé muy bien dónde, pero que tenía que salir para ayudarnos a superar nuestros miedos, nuestros anclajes ocultos… conectar con la esencia de nuestra alma, en definitiva.
Esta nueva Tere, que no es nueva porque siempre ha estado allí, entra en la habitación, y antes de que yo abra la boca, ya ha conectado con parte de mi interior. Ya empieza a lanzarme mensajes que, poco a poco, se van a ir desgranando para que yo pueda descubrir la información que necesito para desbloquear o avanzar en algún aspecto de mi vida. Haciendo movimientos sistémicos, colocándose en el lugar de alguna persona significativa para mí o emitiendo frases que facilitan que ordene los elementos de mi vida, me ayuda a poner en paz a mi alma. Esto que digo puede parecer ingenuo o extraño, pero no lo es. En realidad, yo siento que el trabajo que hago con Tere es, sobretodo, una sanación del alma, simple y llanamente. Puedo escribir más palabras y describir situaciones, pero lo que siento es que en una sola sesión, con su inestimable ayuda, mi alma, mi yo más profundo e inaccesible, puede sanarse y me ayuda a vivir mi vida más plenamente, en paz conmigo misma y con el resto del mundo.
Una sesión con Tere es algo casi mágico. Aunque parezca inexplicable, en el futuro quizás entenderemos que, más allá de lo que vemos y tocamos, hay un mundo infinito cargado de información y de posibilidades. En la actualidad, nuestras mentes cartesianas no nos permiten admitir nada que no se pueda experimentar, registrar y observar físicamente. Pero Tere conecta con algo más grande. Y esta conexión, que en definitiva es una conexión con una misma, con nuestra alma, permite, de forma rápida y certera, deshilachar los entresijos de nuestro interior, que tantas veces nos complican la vida, nos bloquean o nos engañan con nuestro discurso mental.
Así pues, ¿qué decir de mi experiencia con Tere? Solo, que es maravilloso que el universo la haya puesto en mi camino. Que me siento privilegiada de compartir tantas y tantas cosas con ella, incluidas lágrimas y sollozos; enfados y tristezas; duelos y alegrías.
Gracias por estar aquí, Tere.