La primera sensación que experimenté al recibir la información del
curso fue de atracción y resonancia interior.Tuve la intuición de que
podría ser una oportunidad y una ayuda para potenciar, comprender y
afianzar el mundo sutil y aparentemente invisible que siempre me ha
acompañado y que a su vez me ha generado interiormente dudas,
inseguridades, preguntas sin respuestas, silencios, incomunicación…
Siendo un universo poco explorado y todavía no abrazado y reconocido
por mí.
Me atraía a su vez el poder compartir todo ello con un círculo de
personas, e imaginar la posibilidad de sentirme abierta para expresar y
ser escuchada, y a la vez percibirme totalmente disponible para
compartir, sentir y escuchar a los demás. Presentía que iba a ser un
enriquecedor intercambio de experiencias del mundo sutil e intuitivo.
Además iba a ser guiado por Teresa Borotau, una mujer que sabía que
había transitado por ese mundo y que seguro tenía mucho que
compartir y aportar .
Me iba a incorporar al curso en pleno proceso de duelo de mi madre,
un momento muy especial. Un antes y un después en algunos aspectos
de mi vida. Un periodo en el que estaba experimentando una apertura
de la conciencia, desarrollando una capacidad de conexión con el ”más
allá” que nunca antes había percibido con tanta intensidad y
continuidad. Ello me guió hacia el encuentro con el curso, donde he
podido tratar y profundizar más en todos estos temas.
Inicié con muchas ganas y con muy buena actitud y me encontré con
un grupo de personas entrañables, dispuestas a comprometerse y
entregarse como yo.
La presencia de Teresa, como referente y guía, fue fundamental.
Agradecí mucho encontrarme con una persona tan cercana, sincera,
alentadora y receptiva a todo lo que allí pudiera transcurrir. A su vez
con un verdadero compromiso, apoyo incondicional, claridad y poder
para sostener individual y grupalmente. Todo ello siendo al
mismo tiempo una más.
Juntas creamos en cada sesión un espacio de comunicación donde todo
tenía cabida y era recibido con amor, empatía, comprensión y respeto.
En pocos minutos entrabamos en una elevada frecuencia vibratoria en
la que el sentir del corazón pasaba a primer plano.
En las diferentes sesiones de encuentro se fueron sucediendo prácticas
que iban dirigidas a ayudarnos a ejercitar y ampliar nuestra sensibilidad
y receptividad en el mundo sutil. Desarrollando la confianza en nuestra
intuición y abriendo espacios nuevos de percepción, espacios de no
juicio, de no expectativas, de libertad y de amplitud de la conciencia,
que multiplicaban su profundidad e intensidad al ser compartidos
grupalmente.
Las sesiones potenciaron y desarrollaron la confianza en nuestra parte
sensitiva e intuitiva. Nos ayudaron a reconocerla como aliada en
nuestra vida, acompañándola con amor, aceptación, certeza y alegría.
Mostrándonos la posibilidad de enraizarla en nuestro interior, de
acogerla, de abrazarla como parte de nosotros. Promoviendo y
apoyando a su vez la expresión y la manifestación de uno mismo tal
cual es.
Durante el proceso se fue dando un cambio de actitud en nosotros,
transformando la incertidumbre y la inseguridad, en relación a nuestra
propia sensibilidad, en reconocimiento y toma de poder. Abriéndonos
conexiones a una mayor comprensión, a la experimentación de nuevas
posibilidades y aprendizajes, de nuevas percepciones que avivaban en
cada uno de nosotros la llama de la creatividad.
El curso concluyó con un sentimiento compartido de alegría y gratitud
y con un reconocimiento de que la confianza en el “Yo Sensitivo” es
una poderosa llave, un benévolo viento a nuestro favor, un regalo del
que disponemos que nos conecta con el mundo, amplía nuestra
percepción, nos da respuestas ayudándonos a comprender, y nos hace
sentir más presentes y conscientes para seguir creciendo y
evolucionando como personas y seres espirituales.
¡HONRO MI NATURALEZA SENSITIVA!